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Juguetes sin género

Por Nadia Gibaja
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–Abogada, Fundación Raúl Roque–
Por un lado, un mundo fucsia y rosa pastel que ofrece cocinitas, maquillajes, sets de limpieza, bebés de goma. Del otro lado, la gama de colores se amplía –excepto el rosa en cualquiera de sus tonalidades– y la oferta es variada: súper héroes, tractores, valijas para jugar al doctor, autitos, guantes de box, pero no hay bebés de goma para jugar al papá, ni cocinas, ni sets de limpieza.
–Estoy buscando un regalo.
–¿De nena o varón?
Las góndolas de las jugueterías sectorizan los juguetes de forma específica y diferenciada, oficiando como espejo de la brecha que, en los hechos, aún existe entre varones y mujeres, a quienes desde pequeñxs, a través de juegos y juguetes, nos marcan a fuego lo esperable y lo permitido en función del sexo.
Las vidrieras de las jugueterías exponen de forma elocuente y categórica los roles de género que la cisheteronormatividad propone como apropiados para el varón en oposición a los de la mujer y viceversa, construyendo estereotipos rígidos de los que es muy difícil despojarnos como sociedad.
Ahora la pregunta es: ¿Qué debemos esperar de un juguete?
La respuesta no es “entretener/divertir”, al menos no únicamente. Debemos entender que los juguetes son herramientas puericulturales que sirven para estimular el desarrollo psíquico y emocional de lxs niñxs. Construyen identidad y pueden potenciar o limitar la personalidad del/la niñx.
¿Cómo podemos discutir sensatamente sobre corresponsabilidad parental si a los varones se les prohíbe jugar con muñecos?
¿Cómo podemos hablar de igualdad de oportunidades si ceñimos el futuro de las niñas a las cocinitas y enseres de plástico?
“Si les das muñecas te va salir gay” o “es de machona jugar a la pelota”, son los comentarios en tono peyorativo y de marcada discriminación que solemos escuchar. Los prejuicios son de lxs adultxs, no de les niñxs.
Este día del/la niñx elijamos de forma crítica y responsable. Elijamos juguetes que permitan a lxs niñxs potenciarse, ampliemos su proyección personal, permitamos que puedan pensarse a sí mismxs sin prejuicios ni tabúes limitantes, brindemos lo necesario para que la diversidad sea la regla.
Juguetes desestructurados, de múltiples colores, texturas, formas irregulares, en los que no es el fabricante quien decide para qué y cómo debe utilizarse el mismo, sino que es el/la propix niñx quien descubre tales cuestiones, poniendo en práctica su imaginación y expresándose libremente, son ideales a los efectos mencionados más arriba.
Pero sobre cualquier otra cuestión regalemos a lxs niñxs la posibilidad de ser quienes decidan ser, libres de toda presión y todo prejuicio. Demos tiempo de calidad, una crianza amorosa, y respeto por ellxs mismxs.
Hagamos que jugar sea una actividad libre de géneros, fomentando la inclusión entre niñxs independientemente de su sexo.
Ofrecer a nuestrxs hijxs juguetes que no marquen roles de género, o permitirles jugar con juguetes que tradicionalmente han sido pensados de forma excluyente para el sexo opuesto, no determinará su orientación sexual, ni su identidad de género, hará de él o ella una persona abierta que pueda pensarse a sí mismx libremente, y también una persona respetuosa por los deseos, sentimientos y elecciones de los demás. En cambio, ceñir a nuestros hijxs a juguetes sexistas (así se denominan los juguetes que responden a estereotipos de género) perpetuará y promoverá conductas discriminativas y autolimitantes, replicando la desigualdad y alejando a lxs niñxs de sus verdaderos intereses. ♣♣♣